El lugar de “la psicología”
en la Formación
docente
Prof y Lic. Beatriz
Irma Caresana
Hablar de “subjetividad” en el ámbito escolar implica redefinir
conceptos como “diversidad”,”heterogeneidad”, “desigualdad” que pueden ser
objeto de variadas interpretaciones.
Los futuros docentes deberán conocer desde su formación, las
particularidades de los escenarios escolares actuales, estableciendo criterios
y pensando en herramientas para trabajar con niños/as en diferentes contextos.
La
incorporación de cátedras que desarrollan contenidos desde el orden de la
psicología en la estructura curricular del plan de estudios correspondientes al
profesorado de Nivel Inicial y Primario es un tema que no admite discusión.
Las
materias que los abordan, que se han denominado de diferente manera en estos
últimos años (Referente psicológico de la Educación , Psicología y Cultura del sujeto que
Aprende, Psicología del desarrollo y del Aprendizaje, Psicología Evolutiva
entre otras), tienen como eje central de estudio “al sujeto que aprende”, al
niño que transitará las aulas y que por lapso de un año lectivo el docente será
responsable de su educación formal.
Sea
cual fuera la denominación de la asignatura, desde un marco introductorio, los contenidos giran en torno a ubicar a la
psicología desde una dimensión histórica
para luego hacerlo en la esfera de las ciencias.
Es
aquí el momento donde se abordan las escuelas psicológicas y las experiencias
de autores que consideraron de diferente manera su objeto de estudio.
Luego
se trabaja específicamente desde “lo evolutivo”
y el futuro docente comenzará a
familiarizarse con las etapas, fases o períodos que distintos autores han
diseñado para explicar las características esperables de los niños en sus diferentes edades,
teniendo en cuenta su desarrollo cognoscitivo, emocional o motriz.
Desde
una mirada de la escuela actual, estos parámetros generales pueden resultar poco relevantes ante las
problemáticas que el docente debe enfrentar día a día en su trabajo y, ante las
cuales siente que debe dar alguna respuesta.
Hoy
el “pequeño científico” de Piaget que responde desde su lógica infantil, está
teñido de otras situaciones que se relacionan con su contexto sociocultural o
la realidad difícil que le toca vivir. Muchas veces los niños no responden porque no
tienen palabras, o
porque no creen en su propia posibilidad de pensar, requiriendo de un contexto segurizante que le permita
accionar.
Hoy se trabaja con la modalidad de analizar “los
registros de clase” que dan cuenta de
secuencias didácticas de “Matemática” o de
“Prácticas del Lenguaje” presentes en muchos libros actuales y en
material de perfeccionamiento.
Frente
a ellos los docentes sienten que esta modalidad dialógica y constructivista de trabajo
no condice en niños atravesados por otras situaciones donde se les hace difícil
sostener la atención para poder aprender.
A
veces se hace arduo por problemas de convivencia proponer una clase donde una
problemática deba resolverse en grupo
para posibilitar que “el saber circule”.
Es por eso que desde su formación, el futuro docente debe comenzar a abrir
preguntas frente a las “nuevas subjetividades” (Müller) que van configurando
otros espacios en la escuela.
Re-pensando
las ideas previas.
En
un alumno que recién comienza la carrera
docente está muy arraigada la idea de
que el maestro que sabe impartir
métodos, técnicas y variedad de ejercitaciones, garantiza por este hecho “el
aprendizaje”.
A
esta imagen del docente “como técnico” donde se privilegian los saberes que
tienen relación con el aula y su enseñanza, las cátedras que se relacionan con
espacios de fundamentación como Filosofía o Política Educativa solo se las
conceptualiza como “materias complementarias”.
Muchas
veces también el estudiante del profesorado se siente “omnipotente” para tratar ciertas problemáticas que registra en sus primeras observaciones, no
comprendiendo muchas veces el accionar de maestros de trayectoria que tiene un
estilo de intervención ante situaciones de conflicto grupal, desmotivación o problemas de aprendizaje complejos.
Preguntas
que tienen que ver con estas representaciones son comentadas en las cátedras de
psicología donde los estudiantes buscan respuestas “científicas”, muchas veces no logrando desprenderse de la
imagen clínica del psicólogo y su paciente.
También quizás fruto de encuadres relacionados con una
reciente Orientación Vocacional o de
lecturas de revistas para adolescentes que traen supuestas “pruebas para saber
como es la personalidad o inteligencia ”
se hace hincapié en la administración de
tests, como uno de los intrumentos que per se ayudará a
resolver los “casos problema”
Con
este marco, la tarea del formador tiene que estar orientada al establecimiento de criterios.
Para hacerlo trabajará en la apropiación de conceptos que le permitirán comprender las conductas del
niño/a actual desde su complejidad, encontrándole “sentido” a las acciones
diarias escolares.
En
estos términos, y volviendo a la idea de “establecer criterios” es necesario
repensar la manera en que están agrupadas las materias que trabajan contenidos
de orden psicológico en la estructura curricular de formación docente:
corresponden al “campo de la subjetividad”. Muchas veces el hecho de estar
agrupadas bajo esta denominación es,
para el alumno un requisito de organización académica desconociendo los
alcances de los términos puestos en juego.
Desde
este lugar es necesario reflexionar acerca del rol que tiene el docente en la
formación de la personalidad del niño.
Así
es pertinente indagar sobre las rutinas,
prácticas y los diferentes escenarios escolares que, haciéndose eco de un
criterio homogeneizador, no pueden “mirar” al alumno que se esconde detrás de
ellos.
Será
objeto de reflexión “el sujeto en su historia”, con sus valores, lenguaje, su identidad
personal y social para comprender la particular manera del niño/a de acercarse
al conocimiento.
Es necesario, entonces, que el alumno/a del profesorado se arme de
recursos y que cada situación (con la
dimensión de complejidad que sea) pueda
ser pensada desde la “posibilidad” y no solo desde la carencia, es decir cuando
solo se mira lo “que le falta” para ajustarse a “los
parámetros esperables” para determinada edad.
Del
lenguaje “científico” al docente diagnosticador.
Sabemos
que cada disciplina tiene un lenguaje propio y se espera que los alumnos se
apropien de dicho lenguaje aplicándolo de manera pertinente cuando así se lo
requiera.
Muchas
veces términos o conceptos específicos aparecen en el marco de trabajo de otra materia y
pueden ser objeto de reflexión y análisis.
“En el marco de la cátedra de Tercer año “Configuraciones
culturales del sujeto de la Educación
Primaria ” se trabajó
en torno al texto de Inés Rosbaco “El desnutrido escolar”
En un capítulo de dicho libro la autora hace
referencia a la relación que establecen los niños a los que los
aprendizajes escolares les provocan “sentimientos de extrañeza”.Así se
sienten “maltratados”, trasladando esta situación
a su cuaderno de clase el que aparece con tachaduras, hojas sueltas
y borrones. Rosbaco señala que el niño” toma a sus producciones fracasadas como una
prolongación de sí mismo”.Señala también que es importante que reestablezca
la relación con su cuaderno, que pueda, entonces, “libidinizarlo”
haciendo referencia al hecho de valorar sus producciones.
En el espacio de la cátedra, el debate estuvo centrado en la significación
que tiene este concepto en el contexto en que lo escribe la autora.
También se trabajó de manera
articulada las cátedras “Psicología del Desarrollo y del Aprendizaje” y Didáctica de Prácticas del
Lenguaje y la
Literatura en relación al texto de Bruno Bettelheim “Psicoanálisis
de los cuentos de hadas”.
En este caso
el análisis giró alrededor de la fundamentación que realiza el autor sobre la
significación general de los cuentos donde aparecen frases que merecen
trabajarse para favorecer la comprensión del texto tales como (se citan solo algunas a manera de
ejemplo) “superar las frustraciones narcisistas”, “conflictos edípicos”o bien”yo
en formación”.
También
es importante, y consideramos que en esta apreciación se ponen en juego cuestiones
que hacen al universo de la ética, el análisis de algunos insumos escolares
tales como boletines, notas o informes donde los docentes realizan apreciaciones
respecto de los alumnos.
Desde
este lugar se puede observar los alcances de emplear términos que tienen
decididamente un tenor diagnóstico (aunque muchos de ellos estén incorporados
en el hable cotidiana) como informar que un alumno “es reprimido”, tiene
“rasgos autistas” o “hiperkinesia”.
Del
mismo modo, aunque no se empleen este tipo de conceptos, merecen consideración
aquellos informes de alumnos que se realizan a pedido de determinado
profesional o bien para solicitar la intervención del equipo de Orientación
Escolar ya que el niño/a presenta alguna problemática de conducta o
aprendizaje.
En
estos casos, por lo general se menciona solo “el problema”, lo que el alumno “no
logra” muchas veces además, graficado
con ejemplos de tinte anecdótico.
Volviendo
a los alcances de “lo subjetivo”, dichos
informes lejos de reflejar al niño, lo deja en un segundo plano ya que solo
están centrados en mostrar sus aspectos más descendidos. Así, se olvidan de las
posibilidades que puede demostrar cuando se despliega desde lo social o en
otras actividades dentro de la escuela .También es importante mencionar la estrategia de intervención docente lo que no daría un panorama de los
alcances de esta mediación para trabajar frente a una problemática puntual.
Por
último creemos que los aportes de cada una de las materias de la currícula del
profesorado tienen que estar orientados a formar un modelo docente que no solo ayude
al niño/a a construir sus aprendizajes
respetando tiempos y estilos.
También
forma parte de la tarea el poder “leer” lo que les pasa a los chicos desde la sensibilidad que genera comprensión. Desde
este lugar es importante generar situaciones que “promuevan salud”, con
escenarios que pueden desplegarse en un ámbito escolar como el juego, el canto
o las actividades artísticas, permitiendo el disfrute compartido.
Y
por último no olvidar que formamos parte de un equipo, de una institución y que
ante esta realidad no hay un espacio posible
para el trabajo aislado.
Información
adicional
Müller, Marina
“Formación docente y psicopedagógica”
Ed. Bonum. Bs As .Año 2008
Rosbaco,
Inés “El desnutrido escolar-Dificultades de Aprendizaje en los niños de contextos
de pobreza urbana”
Homo Sapiens Ediciones. Rosario Año
2000.
Aizencang, Noemí y otros “Escuela, sujetos y aprendizaje-Homogeneidad
y diversidad. Representaciones sociales del aprendizaje”
Ed. Novedades Educativas.
Bs As. Año 2000
Bettelheim,Bruno “Psicoanálisis de los cuentos
de hadas”
Ed. Crítica. Barcelona .Año 1998.